Después de una semana y pico con el huerto fuera de mi vida, vuelvo a él y me sorprende con su abundancia. Casi no da tiempo de recoger la producción ni de consumirla.
Además necesitamos hacer el trabajo de enderezar y guiar las tomateras.
Con palos de bambú y atando los tallos con cuerdas logramos el objetivo. Y el huerto se ve todavía más bonito.
Nuestros calabacines y lechugas..
Una imagen del conjunto de huertos, qué paz y tranquilidad.
¿Cuál será la próxima hortaliza en madurar y estar lista para ser recogida? Con esa cuestión nos quedamos. Con paciencia esperamos a que el trabajo realizado, la fé y entusiasmo invertidos en este pequeño huerto, nos vaya dando sus frutos, a su ritmo. Gracias a la vida por su abundancia!!!